sábado, julio 16, 2011

Un Chorro de sueños


Su niña era preciosa, unos enigmáticos ojos marroquíes envolvían todo el misterio de medio oriente. Su esposo la dejaba en el cuartito de Doña Juliana todos los lunes, apenas cuando los rayos del Sol iniciaban a estirarse, mientras se iba a recorrer todo el sur profundo, fiando sus mercancías y celebrando con vítores cada centavo que le pagaban, entonando la frase que le haría famoso, “están pagando, están pagando”.

Hasta el viernes, en la mesa de Don Julio, una procesión de plátanos, huevos, leche, queso, mantequilla, pan, pescado, carne, entre tantos, la esperaban junto a los cubiertos, la hospitalidad y una amplia sonrisa.

Que El alimentara a todo cuanto lo necesitara sin esperar absolutamente nada a cambio, eran tan natural como el rio que culmina su recorrido con un fresco baño en el mar.

- Doña Ana.
- Digame Don Julio
- Y uste’ va a cre’ que va’ a veni’ tiempo que si no e’ po’ un peso, nadie va a ve’ comia’.
- No don Julio, y como va a ser. El dominicano tiene el dar en la sangre.
- Ute’va a ve’.

Ese era el recuerdo que sumergió en el limbo a Doña Ana, muchos años después, en el patio de la casona fruto del trabajo incansable de su marido El Turco, ahora prospero comerciante millonario. Mientras su hija, le llamaba a gritos, sin saber qué hacer con el mendigo de ropas raídas que esperaba diciendo;

- Un vaso de agua y algo de comida por la Misericordia de Dios –

Agua que salía a raudales por la llave a la que ella había enviado a su pequeña, para ver si con eso se quitaba el pordiosero que estorbaba frente a su vivienda.

Agua que ella juraría hasta el día en que cerró los ojos postrada en su lecho, que al salir clarito iba diciendo;

- Ute’ va a ve’, Ute’ va a ve’.


Aylan Pérez.

jueves, julio 14, 2011

16.00 Metros cúbicos de concreto.

Su talento y capacidad para hacer negocios, le habían Ganado el respeto y la admiración de todos cuantos le rodeaban y el temor de quien se interponían entre Él y sus metas.

Sentado tras su amplio escritorio, juraba que había terminado de tomar todas las decisiones para que su nueva plaza comercial, fuera la más memorable, la construida en menos tiempo, con menos recursos y la que más ganancias generada en la historia de Santo Domingo, cuando su eficiente asistente le interrumpió su partida.

-          - Estas son las propuestas para el último vaciado de la plaza.
-          - A ver, que me tienes Noreta.
-         -  Hormigones Monumental son los de más renombre, realizan los vaciados del gobierno y se le reconoce su calidad en todas partes, el metro cubico lo tienen a $ 100.00.
-          - ¿Que mas?
-         -  Investigando encontré una segunda opción, no tienen tanto renombre como los monumental, pero si encontré varios testimonios de que su nivel es igual a ellos, que los valores de su empresa, levantan la admiración de quienes trabajan con ellos, y que la Excelencia no está solo en su nombre, Hormigones La excelencia.
-         -  Interesante… ¿cuanto cuesta el Mt3?
-         -  Lo tienen a $ 75.00
-          - Continua.
-          - Por último,  obtuve la propuesta que menos cuesta, su reputación no es tan elevada, porque bien es sabido que nadie se libra de la frase aquella de que lo barato sale caro. Se llaman Hormigones El Maestro.
-          - Solo los tontos e idiotas se condenan a esa ridiculez, con astucia siempre se logra que la más barata sea la mejor opción y con carácter se logra que no le falte calidad. Cuento cuesta con ellos el metro?
-          - Cuesta $ 50.00
-          - Supongo que no esperas que te dé una respuesta. Los quiero vaciando mañana mismo. Tu Madre te viene a buscar?
-          - Ay no, ella no va a poder, ya está muy tarde.
-          - Si recoges en tres minutos te llevo.
-          - Enseguida señor.

Erastilo ya había encendido su vehículo, cuando Noreta llego a la carrera. – Ve que si se puede siempre - le murmuro mientras ponía la palanca en D. Su manera de manejar era el puro reflejo de su fuerte personalidad, con El al volante, pareciera que La capital siempre estaba en Viernes Santo, y lo único que lo detenía era cuando veía algún imprudente obstaculizando el transito u otro que se tomaba muy en serio aquello de que las leyes son para romperse.

Ya habían recorrido la mitad del camino, cuando luego de salir de una curva tomada de manera impresionante, no pudieron evadir una montaña de desperdicios.

-          - Por eso es que este país está como está, banda de abusadores, criminales, inconscientes, indolentes – Bramo mientras su piel tomaba un matiz escarlata vibrante. El vehículo sufrió bastante por debajo, y una piedra de la mezcla salto y le rompió el parabrisas – ay si lo agarro!

Piso el acelerador, dejando una sombra difusa en el lugar donde se había detenido, a esa velocidad y con esas maniobras, no había duda de que alcanzaría al culpable de tal barbaridad.

-          - Ellos tienen que saber que no pueden dejar caer eso a la calle, que cuando se seca se convierte en un demoledor de vehículos. Así se le daño una goma con todo y aro a mi Mama.
-          - Es que no tienen delicadeza, como no les cuesta nada y nadie sale a hacerles cumplir la ley, para ellos es mejor desbaratar todas las calles con esas lomas grises, que reparar la tapa del trompo – le respondió mientras esquivaba un camión lleno de plátanos – pero a ese no le va a salir barato, ese va a aprender lo que se llama ser responsable de sus actos.

El camión  les llevaba un buen trecho, pero tan pronto como avanzaban, no tardaron en darle alcance.

-          - Y no es con el chofer que voy a resolver, es con el dueño, porque él es quien tiene que velar para que todo en su empresa funcione. Y que no me venga con el cuento de que son los empleados, porque le voy a dejar bien claro que todo los que están bajo nuestras ordenes, a todos los que le pagamos, son nuestra responsabilidad y tenemos que asegurar que funcione como funciona el Jepeton que debe de tener.
-          - Así es.
-          - Míralo ahí ese desgraciado. Noreta, léele el nombre al camión que cuando ando sin lentes no veo nada que este lejos.
-          - No se ve bien, ummm, deje que pasen lo vehículos par que le alumbren el letrero, umm ya si, dice… Hormigones El Maestro.

Aylan Pérez.